ANA BLANDIANA - HOMENAJE

25.03.2016 16:16
Ilustración: Valeria Hernández ©

 

Nota introductoria

 

Otilia-Valeria Coman, mejor conocida como Ana Blandiana (apellido que rinde homenaje a la aldea de su madre), es una escritora rumana que ha incursionado en la poesía, la narrativa y el ensayo.

Blandiana nació en Tisimoara en 1942 en el seno de una familia comprometida con las causas sociales. Su padre fue un sacerdote ortodoxo que participaría en la liberación del norte de Transilvania, Hungría y Checoslovaquia, y que posteriormente sería encarcelado por «conspirar contra el Estado». La familia Coman padeció la persecución del gobierno, incluso antes de la dictadura de Nicolae Ceauşescu, por lo que la obra de Blandiana refleja un profundo conocimiento del espíritu rumano durante un histórico periodo de opresión, y establece, como directrices de su proyecto literario, la derrota y la esperanza.

Conocida por su poesía anticomunista y exiliada como escritora dentro de su propio país, Blandiana se distinguió por una rebeldía sublime, a diferencia de muchos autores que, bajo el yugo de sistemas totalitarios, optaron por construcciones desmesuradas. Los dos poemas que presentamos se publicaron en la revista Amfiteatru, de la que fue redactora, y son por sí mismos íconos de la lucha ideológica contra la dictadura.

Antes de proceder al el análisis de estos poemas, es importante destacar que la intención primordial ha sido conservar, palabra por palabra, la carga emocional de las imágenes de la poetisa a través del uso simbólico de su lengua. En este sentido, la aventura de traducir poesía rumana (porque no podría catalogarla de otra manera) ha resultado por demás satisfactoria, y me ha permitido acercarme a la cosmogonía de una patria que, a la distancia, considero tan mía como la poesía de la propia Blandiana.

El primer poema, «El todo», es una la lista que conforma el imaginario rumano durante la dictadura de Ceauşescu; quizás por ello resulte un poema tan entrañable para las generaciones que vivieron ese periodo o para aquellos que estudiamos con tanto interés la historia rumana. Dentro de la temática de la autora, este poema se presenta como uno de sus trabajos más precisos, porque a pesar de la carga emocional contenida en el texto por las correspondencias que genera en los citados lectores, Blandiana deja de lado la idealización de las imágenes o la inyección de metáforas, como en el poema «Yo creo», para inventariar, en este caso, «El todo» rumano.

El título original es Totul, expresión articulada de la palabra «todo», lema recurrente en los discursos de Ceauşescu. En la traducción se respetó la intencionalidad de la autora. La hermandad entre el español y el rumano permite conservar esta fidelidad, a diferencia del título en las traducciones en inglés donde la palabra everything restringe la aproximación de esa lengua al propósito inicial del texto. Si bien el idioma representa la espiritualidad de un pueblo, el puente tendido entre las lenguas romances hace posible una confidencialidad interlingüística que facilita la cercanía rítmica y textual del poema. Ahora bien, para aquellos que no estén familiarizados con el contexto del comunismo rumano, es necesario desmenuzar la carga simbólica de la lista[1].

La sensación de abundancia está presente a lo largo de la enunciación por el uso metódico del plural, desde las hojas hasta los peces marinos. Cada palabra pluralizada se acompaña de una carga restrictiva no manifiesta en primera instancia para el lector, como las hojas, las palabras y las lágrimas, que aparecen como objetos ilimitados, en la medida en que éstos quedaban fuera del control que ejercía el aparato estatal sobre los aspectos de la vida pública y privada de los rumanos. En contraposición, tenemos los discursos, las banderas o los retratos conocidos (de la familia Ceauşescu), objetos plagados de toda una carga ideológica suministrada por el gobierno, y que recreaban un ambiente digno de la imaginación orwelliana.

Dos frases se acompañan, una, de una connotación negativa, y otra, de una ambigüedad implícita: las manzanas que se niegan a la exportación a veces tranvías, respectivamente. Su inclusión en el poema no es más que la tentativa de una certeza, en medio de la irracionalidad que conlleva presentar una lista sin mayor explicación. Incluso para aquellos que estudiamos su significado, la lectura del poema adquiere otro sentido, ya que estas imágenes enrarecidas nos permiten generar una especie de ruta crítica en un espacio que, por momentos, parece carcomido por la desmesura de una letanía.

Algunos de los elementos con mayor carga endógena para el pueblo rumano son:gitanas con cigarros Kent, porque éstas traficaban con esa marca debido a su escasez; la crema Gerovital, fórmula cosmética comercializada exitosamente para reducir los signos de la edad; La serie del sábado por la noche, programa estadounidense comprado por el gobierno para su transmisión en el canal estatal; y los niños de la Avenida Victorei (de la Victoria), que eran utilizados como espías para denunciar a sus padres, maestros o compañeros ante los comités comunistas.

Podríamos continuar explicando el significado de cada elemento de la lista ad infinitum, pero lo importante es rescatar que no es fortuito que la autora utilice ciertos recursos, como el uso de plurales para construir una sensación de vacío, ya que al enunciarlos y vincular significado con significante, va construyendo el tododel que se sirve para recrear la imagen de su país. En esta paradoja estriba una de las mayores fortalezas del poema, porque es a partir de una extrema sencillez del lenguaje y una carencia de verbos que se presenta el retrato de una sociedad estática. Es curioso que por la minuciosidad con que Blandiana ordena la lista, esta sociedad no aparezca inundada por el vértigo sino por una tranquilidad absoluta que revela los resquicios de su fragilidad[2] . «El todo» se refiere a los elementos que construyeron el sentir rumano durante el periodo de la dictadura y, a su vez, representa el control de ésta sobre «El todo», construido a partir de esta lista.

A diferencia del poema anterior, «Yo creo» significa una imposibilidad de aprehensión; aquí, la autora hace uso de una voz inconsciente o adormecida para cuestionarse las causas de la tranquilidad social de la que hablábamos. La premisa inicial: Yo creo que somos un pueblo de plantas, y la aseveración final, acompañada de la interrogante ¿Quién ha visto a un árbol rebelándose?,caracterizan la vocación pasiva de la colectividad a la que pertenece[3]. Sin embargo, la transición de la vida a la muerte está claramente marcada y no pretende mostrarnos un mundo de naturaleza muerta o marchita.

Con esto, reitero mi opinión de que la esperanza y la derrota son la temática de su obra. Sería un ejercicio interesante acercarse a los recitales de la autora, porque su voz, en las lecturas que he tenido oportunidad de escuchar, materializa esa idea central del «Yo creo», en donde el titubeo inicial no es más que una sentencia disfrazada de un sueño.

La poesía de Ana Blandiana es una búsqueda constante y contenida, es una posibilidad y una imposibilidad al mismo tiempo, es la permanencia de lo pasajero que va dejando testimonio de su fe en ella y en su pueblo. Todo lo anterior me lleva a pensar que las imágenes persistentes de la lista, no son más que la articulación de un sueño que durmió a la sociedad rumana, que, a 21 años de la Revolución, clama por despertarse de nuevo.

 

Beatriz Estrada Moreno

 

 

 

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El Todo

Hojas, palabras, lágrimas,
cajas de cerillos, gatos,
a veces tranvías, colas para la harina,
catarinas, botellas vacías, discursos,
imágenes persistentes de la televisión,
escarabajos de patatas, gasolina,
banderas, retratos conocidos,
Copa del Campeón Europeo,
máquinas de cilindros, manzanas que se niegan a la exportación,
periódicos, pan, mezcla de petróleo, claveles,
recepción en el aeropuerto, Cico-cola, chocolates,
salami de Bucarest, dieta de yogurt,
Gitanas con cigarros Kent, huevos de Crevedia
rumores, la serie de sábado por la noche,
sucedáneos del café,
la lucha de los pueblos por la paz, coros,

producción por hectárea, Gerovital, Aniversarios,
compota de Bulgaria, reunión de trabajadores,

vino de la región superior , Tennis Adidas,
chistes, los niños de la Avenida Victoriei,
peces marinos, Canción rumana,
el todo.

 

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Totul

Frunze, cuvinte, lacrimi,

cutii de chibrituri, pisici,

tramvaie câteodată, cozi la făină,

gărgăriţe, sticle goale, discursuri,

imagini lungite de televizor,

gândaci de Colorado, benzină,

steguleţe, portrete cunoscute,

Cupa Campionilor Europeni,

maşini cu butelii, mere refuzate la export,

ziare, franzele, ulei în amestec, garoafe,

întâmpinări la aeroport, cico, batoane,

Salam Bucureşti, iaurt dietetic,

ţigănci cu kenturi, ouă de Crevedia,

zvonuri, serialul de sâmbătă seara,

cafea cu înlocuitori,

lupta popoarelor pentru pace, coruri,

producţia la hectar, Gerovital, aniversări,

compot bulgăresc, adunarea oamenilor muncii,

vin de regiune superior, adidaşi,

bancuri, băieţii de pe Calea Victoriei,

peşte oceanic, Cântarea României,

totul

 

▪

 

 

 

Yo creo

Yo creo que somos un pueblo de plantas,
de otra manera, ¿de dónde sacamos la calma
con que esperamos ser deshojados?
¿De dónde el valor
para empezar a deslizarnos en un tobogán de sueños
tan cerca de la muerte,
con la certeza de que podremos
nacer de nuevo?
Yo creo que somos un pueblo de plantas,
¿Quién ha visto
a un árbol rebelándose?

 

▪

 

 

Eu cred

Eu cred că suntem un popor vegetal,
De unde altfel liniştea
În care aşteptăm desfrunzirea?
De unde curajul
De-a ne da drumul pe toboganul somnului
Până aproape de moarte,
Cu siguranţa
Că vom mai fi în stare să ne naştem
Din nou?
Eu cred că suntem un popor vegetal-
Cine-a văzut vreodată
Un copac revoltându-se?